el sexo convencional estricto, es como aquel cliente que entra en una heladería italiana de ensueño, repleta de sabores, colores y texturas, con miles de variaciones, y pide al dependiente: "Por favor, uno de vainilla"

miércoles, 16 de mayo de 2012

Buenas noches,


no revelaré mi nombre, por motivos obvios, porque en esta sociedad actual, en la que tanto nos gusta señalar, comenzando por mi primero, si se supiese quién soy, me marcarían, sería el bicho raro, el que en la cama se comporta de un modo anormal.


Este blog, como el propio nombre indica, no es más que un poco biografía de algo nuevo, algo que siempre me horrorizó y me escandalizó, el placer del dolor. Parece una auténtica paradoja, ¿verdad? Pues, en el fondo algo tienen que ver. Sólo tenéis que pensar: en una huida, con heridas graves y traumáticas, con huesos rotos, la gente puede huir, como si no hubiese mañana, sin que le duelan lesiones. ¿Por qué? Por las endorfinas, amigos, eso es lo que subyace al dolor. Las hormonas del placer. Lo que genera tanta incertidumbre y tanto rechazo en torno al BDSM.


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