el sexo convencional estricto, es como aquel cliente que entra en una heladería italiana de ensueño, repleta de sabores, colores y texturas, con miles de variaciones, y pide al dependiente: "Por favor, uno de vainilla"

sábado, 19 de mayo de 2012

Encadenado, de manera alternativa

Había pensado en hablar de toda la primera sesión que tuve de sexo poco convencional, pero conforme me puede a escribir me di cuenta de que iba a ser tan sumamente largo que simplemente al ver el tochaco de texto la gente se iba a aburrir. Así que he decidido contarlo por partes.
Hace un par de post os contaba cómo fue mi primer intento de ser fisteado. Y como leísteis, pues como que no lo conseguí, pero conseguí un montón más de cosas. Os decía que el tío con el que lo probé estaba metido en el mundo del BDSM y como yo soy muy curioso, me gusta probar de todos, pues me empezó a hacer propuestas y yo se las seguí. Digamos que, ese día fue para mí como ir a la heladería y tomar un poquito de cada helado a ver cuál me gustaba. 


Después de probar infructuosamente a meter el puño, aunque no lo consiguiese, lo que sí que había pasado es que yo había dilatado un montón. Entonces al “Maestro” se le ocurrió una idea. Él ya lo había hecho alguna vez, pero yo no tenía ni idea, jamás siquiera se me había pasado por la cabeza lo que estaba a punto de proponerme. A “chain fuck”. Todo sabemos de la existencia de bolas chinas y como funciona, es decir, sigue un secuencia “estrecho, ancho, estrecho, ancho. Esto es similar. Consiste básicamente en meterme un cadena con eslabones, más o menos grande por el culo. Pero no 10 cm de cadena, sino un metro y pico. Pues en esa tesitura me encontraba yo, con las piernas en alto y un metro de cadena de metal FRÍA entrando y yo notándolo. No voy a negarlo, se siente, cuanto menos, raro. Pero eso no implica que no sea placentero. En esto que el otro salta: “No veas como traga” y yo, obviamente, exploté a reír. Y mientras me reía entró entera, metro y pico de cadena alojada en mis tripas. Me dice el “Maestro” y ahora anda con ella. Eso sí que fue raro, raro, raro. Yo soy así, bastante delgadito, y de repente notar todo ese peso dentro, pues… me sentía pesado. Pero bien, de hecho me sentía supercaliente con la cadena metida.

Después de un rato, con ella dentro, me la sacó (obvio, microbio, no me iba a pasar toda la vida encadenado, ¿no?). Y el nota como iba saliendo uno a uno los eslabones… pufff… Dilataba y contraía con cada uno. Era increíble, de verdad y para nada, para nada, doloroso, si es la duda que os corroe. Eso sí, después de sacarlo me quedé relajadísimo, como nuevo, pero aún quería más...

No hay comentarios:

Publicar un comentario