En vista de esto, yo quise repetir. Él y yo seguíamos hablando por la página en la que ambos estábamos registrados y un día, salió el tema. Yo le conté que siempre me había atraído la idea de hacerlo y que yo estuviese atado. Pues él me contó que tenía un juego de esposas de tela y me preguntó que si quería probar. Yo le dije que sí, pero que estaba acojonado (bendita inocencia) y el caso es que ese finde me fui a su casa.
Llego a su casa y me encuentro en la mesita de noche todo un pequeño arsenal de juguetes, dildos diferentes y las esposas. Yo cuando vi eso, en mi falta de experiencia me dio por reir. Bueno, pues no ponemos al tema y en cierto momento me dice: "quieres que te espose?" Y yo le dije que sí... ¡error! El tío, la verdad es que no tenía mucha idea, pese a que él me dijo que las había usado con cierta frecuencia. Vamos, que al final me las tuve que poner yo y aquello fue un pitote, porque... ¡La Virgen! ¡Qué complicado de poner era eso! Al final conseguí ponérmelas, eh? Pero a mí eso me daba mucha vergüenza, para seros sinceros. Además el tío me colocó boca abajo y me dio un azote y a mí que me salió de dentro "¡Oye!¡Un poco de respeto!" Para mí fue una de las situaciones más antimórbicas de toda mi existencia, pero bueno... en esta vida hay que probarlo todo, ¿no? No te vas a quedar siempre con la vainilla.
El caso es que he seguido probando el bondage y los azotes más adelante y me gusta. Lo que pasa es que probablemente él no me inspirara o que yo no estuviera preparado
Jajajajajaja, me ha encantado eso de "¡Oye! ¡Un poco de respeto!".
ResponderEliminarLe seguiré la pista al blog, que la verdad es que me interesa bastante leer del tema ;)
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